Como mujeres apoyamos a nuestros esposos procurando ser la ayuda idónea que Dios quiso para él al crear a la mujer. Consideramos al hogar y a los hijos pilares fundamentales para la sociedad y si queremos una sociedad sana debemos empezar por familias sanas. Tanto las mujeres con títulos universitarios como las de profesión “ama de casa” tratamos de desarrollar nuestras tareas responsablemente, poniendo siempre en primer lugar a la familia. Junto a nuestros esposos es nuestro anhelo transmitirles valores cristianos a nuestros hijos y ofrecerles la oportunidad de educarse. Es nuestro anhelo que sean personas de bien que sirvan a Dios y a la sociedad en general.
Como mujeres nos reunimos una vez al mes para compartir juntas la Palabra de Dios, una taza de café y pasar momentos agradables. Juntas también hacemos paseos/excursiones y cada tanto organizamos eventos para toda la comunidad.
Para la mayoría de nosotras es un gusto la elaboración de comidas, tortas, dulces, pan casero y el envasado de frutas y verduras que se producen en la huerta. Es muy común la elaboración de mermelada de ciruelas, duraznos, higos, naranjas así como el envasado de pepinos, zapallo, repollo, pulpa de tomate y lo que cada una produzca en su huerta. El fin generalmente es el consumo propio.
Nos gustan las plantas, las flores, la huerta y los árboles frutales y no hay reunión donde no se intercambie algún gajo o alguna receta. Nos encanta el mate, el asado, las tortas fritas y también las comidas agridulces, las tortas, el chucrut, el ganso o pato al horno, la sopa de gallina y todo lo que son las cremas y salsas de leche.
La manualidad con fines recreativos ocupa otro lugar importante y cada una hace lo que más le guste, ya sea tejer, coser o bordar.
Como integrantes de comisiones, la mujer también cumple un rol importante y su desempeño en las diferentes áreas es fundamental.